Municipals 2015 al Masnou

Masnou, Política

Article publicat a Maresme 24M el 29 de maig de 2015

Les eleccions municipals del passat diumenge al Masnou van deixar un clar guanyador uns quants perdedors i algunes preguntes sobre la taula.

Hi ha hagut sorpasso d’ERC a CiU?

La victòria d’ERC per primera vegada a unes eleccions municipals ha disparat les alarmes dins de Convergència i Unió, avaluant la possibilitat que aquesta es degui a un transvasament de vots de la federació nacionalista vers el seu soci de govern en l’anterior legislatura. Tot i que aquesta possibilitat de ben segur que ha estat un dels factors que explicarien la victòria de la formació liderada per Jaume Oliveras, cal destacar que CiU ha perdut 567 vots respecte a les municipals de 2011, mentre que ERC n’ha guanyat 1.716. Així doncs el suposat sorpasso d’ERC a CiU no explicaria per si sol la victòria republicana.

Per explicar la victòria d’Oliveras cal mirar cap al PSC. La formació socialista ha patit, a nivell nacional, diverses escissions durant els darrers anys. La més sonada ha derivat en la formació del Moviment d’Esquerres (MES).

Aquesta nova formació s’ha integrat a nivell local dins de les llistes d’ERC i ha col·locant dins de l’ajuntament, com a número 6 de les llistes republicanes, a Albert Alfaro, fill del exregidor del PSC del Masnou Eduard Alfaro. La llista d’Oliveras també comptava amb la presencia d’altres membres de MES, com Irene Gisbert, exregidora socialista als anys noranta i filla del darrer alcalde socialista, Eduard Gisbert. Precisament Eduard Gisbert va ser un dels exmembres del PSC del Masnou que va donar suport a Oliveras en un acte realitzat pocs dies abans de les eleccions municipals.

Aquest suport de part de destacats membres del PSC Masnou és una de les claus que explicaria el gran resultat que ERC va obtindré, per exemple, al barri dels blocs, feu fins ara inexpugnable del PSC i on Oliveras s’ha quedat a 4 vots de ser la força més votada. Així doncs i amb les dades a la mà, podem parlar d’un doble sorpasso d’ERC tant a CiU com al PSC, que explicarien en gran part la victòria republicana.

“¿El opio de los pueblos?” d’Eduardo Galeano

Esport, Relats

¿En qué se parece el fútbol a Dios?. En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que el tienen muchos intelectuales. En 1880, en Londres, Rudyard Kipling se burló del fútbol y de «las almas pequeñas que pueden ser saciadas por los embarrados idiotas que lo juegan». Un siglo después, en Buenos Aires, Jorge Luis Borges fue más que sutil: dictó una conferencias sobre le tema de la inmortalidad el mismo día,y a la misma hora, en la selección argentina estaba disputando su primer partido en el Mundial del 78. El desprecio de muchos intelectuales conservadores se funda en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece. Poseída por el fútbol, la plebe piensa con los pies, que es lo suyo, y en ese goce subalterno se realiza. El instinto animal se impone a la razón humana, la ignorancia aplasta a la Cultura, y así la chusma tiene lo que quiere. En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al fútbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria. Pan y circo, circo sin pan: hipnotizados por la pelota, que ejerce una perversa fascinación, los obreros atrofian su conciencia y se dejan llevar como un rebaño por sus enemigos de clase. Cuando el fútbol dejó de ser cosas de ingleses y de ricos, en el Río de la Plata nacieron los primeros clubes populares, organizados en los talleres de los ferrocarriles y en los astilleros de los puertos. En aquel entonces, algunos dirigentes anarquistas y socialistas denunciaron esta maquinación de la burguesía destinada a evitar la huelgas y enmascarar las contradicciones sociales. La difusión del fútbol en el mundo era el resultado de una maniobra imperialista para mantener en la edad infantil a los pueblos oprimidos. Sin embargo, el club Argentinos Juniors nació llamándose Mártires de Chicago, en homenaje a los obreros anarquistas ahorcados un primero de mayo, y fue un primero de mayo el día elegido para dar nacimiento al club Chacarita, bautizado en una biblioteca anarquista de Buenos Aires. En aquellos primeros años del siglo, no faltaron intelectuales de izquierda que celebraron al fútbol en lugar de repudiarlo como anestesia de la conciencia. Entre ellos, el marxista italiano Antonio Gramsci, que elogió «este reino de la lealtad humana ejercida al aire libre».

Relat inclòs al llibre “Fútbol a sol y sombra”

Blackburn Olympic: Working-Class Football

Esport

La FA Cup és la competició de futbol més antiga que encara es segueix disputant. La seva primera edició es va celebrar l’any 1872 i el seu primer guanyador, el Wanderers, estava format per alumnes o exalumnes de les elitistes Public Schools angleses. De fet, les 11 primeres edicions, entre 1872 i 1882, van ser guanyades per equips formats per membres d’aquestes ecoles on anaven els fills de l’alta burgesia industrial. Enfront dels victoriosos equips de les Schools, es formaren nombrosos equips entorn dels centres industrials d’arreu del país, que van passar a ser els equips de referència de la classe obrera britànica.

L’any 1883 el Blackburn Olympic, un d’aquells equips formats per treballadors, no era ni de bon tros el millor equip de la seva ciutat. El Blackburn Rovers havia arribat l’any anterior a la final de la FA Cup, després de fixar el capità dels Olympic, Joe Beverley, i iniciava l’any amb l’objectiu de ser el primer equip del nord del país en trencà l’hegemonia dels Public Teams del sud. La FA Cup 1883 s’iniciava amb els Rovers i els Old Etonians, actuals campions, com a clars favorits a repetir la final de l’any anterior. Els Etonians eren un equip temible: Campions al 1879 i 1882, també havien aconseguit arribar a la final l’any 1881.

“Los desafíos de la izquierda anticapitalista europea” Panagiotis Sotiris

Política

IMG_0262

[¿Cómo explicar la debilidad de las izquierdas anticapitalistas en estos últimos cinco años? Aunque la situación objetiva es propicia para la agitación política, se ha abierto un espacio para un reformismo radical y han estallado insurrecciones por todo el mundo, el relativo fracaso del NPA en Francia, de Antarsya en Grecia y del SWP en Gran Bretaña aparece como una paradoja. En este artículo, Panagiotis Sotiris, miembro dirigente de Antarsya, propone un análisis de las causas profundas de esta incapacidad y llama a una renovación teórica, estratégica y política. El anticapitalismo no puede contentarse con denunciar las traiciones de las direcciones confederales y desbordarlas en las reivindicaciones sindicales (salarios, despidos, etc.). Hay que producir programas transitorios, plantear la cuestión del poder y de la hegemonía, transformar el partido en laboratorio para hacer nacer “nuevas formas de intelectualidad de masas, a la vez críticas e implicadas en la lucha política” 1/. (Nota introductoria de Contretemps]

La izquierda anticapitalista europea está en crisis. De la crisis del SWP en Gran Bretaña a la implosión del NPA o la fragmentación del ala izquierda de Rifondazione Comunista en Italia, pasando por la incapacidad de Antarsya (Grecia) para ampliar su audiencia a pesar de las recientes conmociones que caracterizan actualmente a la sociedad griega, la mayor parte de las tendencias que se reclaman de una crítica revolucionaria del reformismo socialista y comunista y que se inscriben en la filiación de Mayo 1968, están hoy día en una profunda crisis política.

Esto se produce en claro contraste con un período precedente, iniciado desde la segunda mitad de los años 1990, durante el cual la izquierda anticapitalista jugó un papel más que útil en el ascendente altermundialismo, constituyó una vanguardia en distintas luchas de primer orden a nivel nacional, sirvió de catalizador en la formación de iniciativas más amplias y, en algunos casos, fue el marco de empujes electorales destacables.

Y lo más notable es que esta crisis de la izquierda anticapitalista coincide con un período en el que además de una crisis sistémica del capitalismo se produce un impresionante regreso de los movimientos de masas.

En este sentido, el esquema recientemente propuesto por Alex Callinicos que consiste en decir que los buenos tiempos de la izquierda anticapitalista tuvieron lugar entre 1998 y 2005 – del ascenso electoral de la izquierda anticapitalista francesa (y del movimiento altermundialista) hasta el rechazo del tratado europeo–, por justo que sea en cuanto a cronología de una cierta forma de política anticapitalista de los años 2000, deja a un lado la actual coyuntura y su dinámica.

¿Qué mejores condiciones podríamos esperar que las que encontramos hoy, más allá de nuestros problemas, de nuestras crisis y de nuestros límites?